CÁNCER DE MAMA Y LA ALIMENTACIÓN

           El principal factor para desarrollar cualquier tipo de cáncer, y ante el cual el afectado poco puede hacer, es el hecho de que algún familiar haya padecido esta enfermedad. Sin embargo, particularmente en la mujer existen otros factores que también pueden influir en su aparición, como la edad, la exposición a radiaciones y el uso de anticonceptivos orales. Siendo aun más específicos, también puede verse influenciado además por el número de embarazos y la edad a la que se tiene la primera menstruación y/o la última (menopausia), pues en ambos casos entre más joven es mayor el riesgo.

           La alimentación en general es rica en grasas, lo que motiva el incremento de peso corporal y la cantidad de hormonas femeninas en la sangre, lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama en mujeres, principalmente posmenopáusicas. “Se sabe, por ejemplo, que en países como Japón, donde la alimentación es rica en fibra y pescado, los índices de cáncer de seno son muy bajos, mientras que en Alemania las estadísticas se elevan considerablemente porque el consumo de embutidos y grasas es alto”, agrega el especialista en cáncer Dr. Víctor Lira Puerto, jefe de Oncología del Centro Médico Nacional de la Ciudad de México.

             Por lo señalado anteriormente se puede decir que las mujeres que siguen una dieta con un contenido excesivo de grasas, en concreto de las llamadas saturadas (presentes sobretodo en mantequilla, lácteos enteros, carnes, algunas galletas y pasteles) tienen mayor riesgo de padecer cáncer de mama que aquellas que no las consumen.

Medidas preventivas

              El secreto del bajo número de casos de cáncer de mama en mujeres orientales radica en la alimentación, la cual se basa principalmente en la incorporación de fito estrógenos, sustancias obtenidas del reino vegetal y que al consumirse realizan en el organismo femenino las funciones de los estrógenos. Gracias a ellos hay bajos niveles de colesterol y triglicéridos, los cuales, además, protegen contra microbios, posibles inflamaciones y desarrollo de osteoporosis. Los fito estrógenos son consumidos a través de:

Soya. Está constituida por 38% de proteínas, las que a su vez engloban todos los aminoácidos que necesita el ser humano. Se aconseja consumir 34 miligramos o más de la planta entera de soya en dos dosis diarias, preferiblemente por la mañana y por la tarde, pues de esta forma se disminuye el colesterol llamado malo.

Tofu. Derivado de la soya, cuyas semillas se ponen a remojar para posteriormente cocerlas; el líquido obtenido se llama leche de soya, y tras recibir un coagulante natural (generalmente vinagre de manzana o jugo de limón) da origen a un  “requesón” que recibe el nombre tofu, el cual puede comerse de muchas formas, entre ellas en croquetas, paté o salchichas. Además de aliviar las molestias del climaterio, previene la descalcificación de huesos y la acumulación de grasa en las arterias, con lo cual aleja infartos y cáncer.

Los expertos en nutrición aconsejan ingerir entre 20 y 30 gramos al día de alimentos ricos en fibra. Finalmente, podemos informa que estudios realizados en mujeres deportistas comprobaron que la cantidad de estrógenos en su cuerpo es menor con respecto a otras que llevan una vida sedentaria. De tal forma, una alimentación baja en grasas y la práctica de ejercicio físico mejoran la calidad de vida y colaboran en la disminución de los riesgos de desarrollar cáncer.

Anamareilys M Duarte

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