UNA MANGA DE VIDA

Si bien es cierto que el coleo forma parte fundamental de la cultura y el folklore de nuestro país, también lo es la crueldad del mal llamado “deporte”.

Es deber de todos los ciudadanos y habitantes de Venezuela conocer la importancia de esta actividad para todos aquellos que habitan en el interior del país. Ahora la pregunta sería: ¿están al tanto del daño que le producen a los animales cuando colean?

Conozcamos un poco la fisionomía de una vaca o un becerro: la columna vertebral de este animal comienza en el cuello y se extiende hasta el rabo o cola. Esta es la razón por la cual el cuadrúpedo cae cuando el “vaquero” la dobla. El becerro siente un dolor muy intenso el cual aumenta al ser fracturada.

La capacidad de razonar y poder comunicarnos de manera coherente es lo que diferencia al humano de otras especies. A veces olvidamos que también somos animales y que debemos respetar la vida en cualquiera de sus formas. Esto incluye el no apoyar actos crueles y violentos como lo es el coleo.

Intentar ponerse en el lugar del animal afectado sería lo ideal para poder entender la situación, pero seamos honestos ¿cuántas personas en realidad lo hacen y cuántas más lo entienden? Observando las estadísticas del maltrato animal la respuesta es muy triste y desoladora.

Toda campaña comienza por la concientización. Enseñar es el primer paso para lograr un cometido. Es por ellos que APROA (la Asociación Pro Defensa de los Animales) promueve su opinión en contra del maltrato de estos animales, haciéndole ver a todos aquellos coleadores del daño que hacen al practicar el coleo.

Originar una nueva tradición, una nueva actividad en la que no pongamos en riesgo la movilidad de un becerro o inclusive su vida sería lo ideal para arrancar un nuevo hito dentro del folklore venezolano, reconociendo nuestra sociedad como protectora de animales.

MARIÓN GONZÁLEZ BLASSI

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