El séptimo arte es la fusión de todas las manifestaciones artísticas, y se eleva como el arte más importante del siglo XX. Desde sus inicios, en 1895, hasta la actualidad, ha sabido llevar a la pantalla historias y relatos que han fascinado a los espectadores, convirtiéndose así en entretenimiento. Arte, entretenimiento, y sin dudas lenguaje.
Un lenguaje que conjuga y combina elementos del teatro, de la música, de fotografía y de la pintura, que a 24 cuadros por segundo pone a interactuar en el celuloide códigos para tejer una trama, una narrativa, y darnos a conocer personajes que nos guían a través de sus historias.
La caracterización de estos personajes, así como la contextualización de las historias, se da gracias a importantes recursos que explota el cine, entre los cuales destaca –sin dudas- el vestuario.
Es la labor del vestuarista una de las de mayor detalle, pues está a la vista del espectador, y cualquier falla puede devenir en una alteración del raccord, o de la linealidad del filme y la correcta forma de contar la historia. No es fortuito que sea tan famoso el caso del gran Charlton Heston recibiendo las tablas, en el rol de Moisés hace miles de años, con un rolex en su muñeca. El vestuarista, en comunión con el script, tienen una labor de suma importancia en cuanto al cuido de detalles que contextualicen; y el vestuarista en conjunto con el director, deben crear el ambiente y fijar cuáles son los códigos que definirán el aspecto físico de los personajes: cómo, cuándo y por qué se visten de determinada manera.
Dos autores llaman poderosamente nuestra atención, en lo que a trabajo a vestuario se refiere: Tim Burton y Stanley Kubrick. Revisemos estos casos para entender un poco la importancia del vestuarista.
Dejando a un lado la ingenuidad, y asumiendo estos directores como autores en cine, entendemos que le prestan absoluta importancia al vestuario en sus filmes. 2001: A Space Odessy (1968), A Clockwork Orange (1973), Eyes Wide Shut (1999), son tres ejemplos al azar del trabajo de Kubrick. El blanco resalta en los dos primeros filmes, símbolo de desarrollo, pero también de catástrofe. Dr Dave, de blanco, representa la estabilidad, el balance, mientras Alex, también de blanco, representa la agresividad; los dos trajes, en épocas distintas, apuntan al futuro, al desarrollo que pudiera ser el letargo o la violencia desatada.
Burton bebe del expresionismo alemán, para darle riendas sueltas a los sueños y a la imaginación. Trajes oscuros, negros, en contraste con el rojo, son el vehículo perfecto para la concreción de sus pesadillas. Un vestido roto en Corpse Bride (2006), o el vestuario tintado de la sangre que salpica en Sweeney Todd (2009), son simbólicos ejemplos del uso y la importancia que tiene el vestuario en las películas de este autor.
Dos autores que han sabido marcar el quehacer cinematográfico; dos autores que apoyan sus discursos en gran medida en el poder del vestuario. Vestuario: un código cinematográfico capaz de atrapar al espectador, introducirlo en la pantalla, y hacerle sentir que está recorriendo los espacios tomados de la mano de los personajes
Maria Alejandra Lozano
Marión González
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