Cuando el mundo me inunda de fatalidad y se me agobia la vida con su mucho afán de preocupación y se me seca esa fuente de mi corazón.
Cuando quiero huir porque ya no puedo más, porque solo me siento sobre los demás, y no encuentro en mis ojos aquel brillo, emoción, que un día sentí donde la boca se me cierra porque no consigo una acción que le agrade a este ser que es Dios y mi mamá el cual influye en mi vida, debido a que la plenitud de su amor, siempre necesita mi alma para así satisfacerlos con una nueva acción y llegar a sus pies para pedirle perdón y saciar esa sed que requiero.
Hoy en día me puedo dar cuanta lo grande que son para mí, al sentir sus manos puestas en mi hombro y dándome la esperanza de un mejor vivir, amanecer y comprensión.
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