Carlos Giménez: tiempo y espacio

            Cómo estudiar el comportamiento escénico en sólo 25 líneas de historia? Simple: un antes y un después; un tiempo y un espacio; un nada y un Calos Giménez.

            Sí, Carlos Giménez! Precursor estético de la transgresividad teatral venezolana, la comida pegada entre los dientes de una élite cuadrada sin vías de inclusión social a la escena. Esa élite de estereotipos propios de burguesías: casi un plagio vehemente mal sonado y mal visto.

Aunque nadie lo quiera entender, en Venezuela hubo una ruptura importante en la historia teatral, en la esencia teatral. Desde formatos inherentes y estrambóticos, con puestas en escena aristocráticas, hasta la pureza cruda de comunicar con un desnudo – quizás-, lo que es realmente representable. Y en eso, precisamente, se fijó el precursor de estéticas: Carlos Giménez. Transgredió a la faena caraqueña con tapujos de pretensiones y de alegorías modestas, transformó todo ese ataque burgués en entendimiento cotidiano y abordó un contra-punto responsable de navegar sobre su propia estética hilvanada, dignas de ser vislumbradas y que, de una u otra forma, educan a una sociedad ensimismada.

En este planteamiento, se expondrá un análisis inverosímil de la historia del teatro llevado desde la óptica del propio Carlos Giménez, y de sus propios pupilos que dejó luego de su muerte, hasta la opinión personal de ese grupo multidisciplinario que aún sobrevive en la palestra de las tablas, y que objetan su propio análisis crítico del teatro de lo comercial, para al menos pagar sus rentas.

Ese gran provocador

Argentino de nacimiento que entregó plenamente la mitad de su vida en una relación que sería definitiva con el país que eligió como patria para vivir: Venezuela. La cual le dio la oportunidad de enfrentar una obra como modo de vida, gracias al Ateneo de Caracas que le abrió las puertas a las aventuras de su equipo, con la intención de mantenerlas siempre de par en par y por encima de todo. María Teresa Castillo y Josefina Juliac, a quienes admiraba intelectualmente, las consideró amigas, maestras y críticas severas e implacables. Cuyos afectos lo acompañaron siempre. Su gran amor por Venezuela, le valió el cariño y el respeto de un público que hoy siente como el primer día luego de su desaparición física.

Para Giménez, “lo mágico y lo fantástico en el teatro, destruyen lo cotidiano, para que el hombre entienda el sentido universal de su presencia en este mundo”. Alega Francisco Alfaro en un discurso en el año 2003 en La Fundación Rajatabla. Por eso hablar de Carlos Giménez sólo como director de teatro, sería no darle su justo valor. Giménez fue un Creador, un Revolucionario, un Puestista, un Realizador, un Provocador, un Inventor, un Vidente, un Vanguardista… admirado por amigos y enemigos. Hizo de su vida el teatro. Él era el teatro. Su obra marcó un hito en la historia del teatro contemporáneo.

La Fundación Rajatabla, fundada en 1971, permaneciendo en el tiempo por más de 37 años, a quien trasmitió su espíritu combativo, fomentando en ellos libertad de criterios y absoluta independencia artística, que lo han ayudado a enfrentar cualquier crisis, revirtiendo el fracaso en éxito, sin importarle cuanto tiempo les tome el hacerlo. Esto ha hecho de Rajatabla una de las compañías más importante del mundo.

Entre sus aportes nacionales figura la creación del Capítulo Venezuela, en su calidad de Jefe Consultor para América Latina de la Asociación Internacional de Teatro Infantil y Juvenil. (Asitej). En 1976, sienta las bases para iniciar el subsidio del teatro en Venezuela, Funda el Taller Nacional de Teatro, 1984 (TNT), órgano pedagógico de Rajatabla, donde se forman los nuevos valores. Crea, produce, organiza e impone un estilo gerencial para la preparación y realización del “Festival Internacional de Teatro de Caracas”, que surge en principio a partir de su experiencia y de su trabajo constante, para convertirse en una organización con personalidad propia, cuyo magno evento ha logrado mantenerse a través del tiempo.

Giménez tenía una extraordinaria capacidad de trabajo, poder de oratoria y don convencimiento, movilizando a gran cantidad de personas en base a un concepto, a una idea a un proyecto, permitiéndole al público crecer en sus exigencias frente al hecho teatral, como es el Festival Internacional de Teatro de Caracas, donde su único objetivo es el de lograr el disfrute de un público masivo.

Su intuición casi mágica le permitió captar la esencia misma de las obras, constituyendo sus espectáculos más impactantes un fenómeno social y cultural, atrayendo a miles de personas, principalmente a jóvenes. Ejemplo de ellos han sido: “La Orgía” 1970, tildada por las autoridades del momento como vulgar y pornográfica por rebasar los límites de lo que se podía presentar en escena, “Tu país está feliz” 1971, presentada por tres años consecutivos y considerada como la partida de nacimiento del grupo Rajatabla, haciendo de la juventud la protagonista del hecho teatral y revolucionando todas las convenciones del espectáculo teatral.

“La muerte de García Lorca” 1979, apasionado homenaje al gran poeta andaluz, donde la perversión del poder es sombra determinante en la tragedia; puesta en escena que debe clasificarse de memorable, considerada como uno de los espectáculos más importantes presentados en la cartelera mundial “El Señor Presidente” 1977, primer gran éxito de Rajatabla en la escena internacional, es la primera obra de una trilogía focalizada en el “poder político”, haciéndolo sentir como repulsivo y fascinante al mismo tiempo. “Bolívar” 1982, una síntesis orgánica de texto-música-actuación y acción escénica, considerada un himno al teatro, alcanzando a través de sus nueve versiones un sin igual record de éxitos, en los primeros escenarios del mundo.
“La Celestina” 1987 una creación de tremendo impacto emotivo, comparada a las más descantadas, vistas en Europa y su obra máxima. “El Coronel no tiene quien le escriba” 1989, fascinante puesta en escena, llena de memorables imágenes, que sirven como contrapunto visual del mágico mundo literario de García Márquez, clásico de la literatura y del teatro universal. En esta su magistral obra, logra transmitir el mensaje del hombre latinoamericano, al punto de hacer llorar al público, aún en países que desconocen nuestro idioma. Cuando este montaje se presentó en México, García Marquéz declaró: “No reconocí a los personajes, los conocí ahora. Yo imaginaba como eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi de veras.”

Creador de imposibles

Carlos Giménez era irreverente y provocador como el mismo se definía y como todo creador tenía su lado oscuro. Sus defectos eran tan numerosos como sus cualidades, pero éstas rebasaban la capacidad de entendimiento. A Giménez le gustaba sacudir los convencionalismos y socavar los cimientos.

Sus “pupilos” nos cuentan con gran admiración su verdadero pensamiento crítico de este gran “creador de imposibles”

“Giménez sabía concertar las fuerzas materiales y espirituales de ese universo que es el teatro, moldeando con destreza la arcilla de actores, escenógrafos y técnicos junto, con las criaturas de su imaginación. Fue un director muy apasionado, y esa misma pasión lo llevaba a ser un director integral, cuidando todos los detalles de su puesta, además fue un creador de proceso, a medida que iba creando iba cambiando.”  Declara David Blanco, uno de sus pupilos y encargado de toda la producción de iluminación de Carlos Giménez, considerado uno de los mejores de Venezuela.

“Una puesta de Giménez comenzaba triangular y podría terminar cuadrada y al paso del tiempo esa misma pieza podía ser rectangular, provocando siempre la misma reacción. Le preocupaba mucho el aspecto de la intemporalidad, ya que el teatro no es igual a una película, o, a un video, sino más bien es algo transitorio. Por lo que una vez terminada la función, ese mismo espectáculo no podía repetirse de la misma forma nunca más.” Afirma Miriam Pareja, una de actriz que compartía tablas junto a un gran grupo de artistas que Carlos Giménez dirigía.

            “Fue además un vidente un vanguardista, no solo en lo concerniente a las cosas que iban a ocurrir en el teatro, sino también a los acontecimientos que el país y el mundo verían suceder, por lo que siempre estuvo presente en sus espectáculos, la denuncia feroz de los problemas políticos, morales y económicos que desgarran los sectores sociales del país, porque para Giménez.” Objeta Francisco Alfaro actualmente Director General de La Fundación Rajatabla y uno de los primeros actores de Carlos.

“... si alguna misión tiene el arte y el artista es estar con la derrota y con el vencido, porque el vencido nunca escoge su derrota, jamas...” Carlos Giménez.

“Carlos Giménez fue un director que sin distanciarse de su línea creativa, rompió de manera impredecible sus propios cánones, retando descaradamente la imaginación; inventando y combinando términos de forma particular, agotando de manera infinita todos los recursos del teatro.” Rufino Dorta, actualmente Coordinador del Taller Nacional de Teatro de La Fundación Rajatabla.

“Una constante en su trabajo fue crear poesía en el escenario recurriendo a los elementos de la naturaleza como componentes escénicos, así, la arena, el agua, la tierra, el fuego, simbolizan en cada una de sus piezas algo diferente y constituyen junto con la iluminación, la escenografía y la musicalidad un personaje más de la obra.” Germán Mendieta, actor, director de La fundación Rajatabla.

“Su propuesta estética no estuvo disociada de su propuesta ideológica. Giménez consideraba que debía enfrentarse al texto abiertamente, aportando elementos creativos a la obra del dramaturgo, alegando que este era el principio básico de la libertad creadora, que de no existir, el creador desaparece y le hace un escuálido favor a su colega dramaturgo; manteniendo de esta forma un equilibrio entre la propuesta escénica y el texto.” José Domínguez, Director de arte de La Fundación Rajatabla.

Uno se imagina que un ser, capaz de crear tan maravillosa obra, sería casi invulnerable, protegido quizá por la misma divinidad que le diera el poder de recrear la belleza en el escenario. Carlos abandonó su ropaje corporal para convertirse en algo más poderoso, para vivir definitivamente en el elemento imperecedero del alma humana, para habitar hoy después de 10 años de su partida, en el corazón de los amantes del buen espectáculo, por los siglos de los siglos. Su genio creador impone al final su razón artística de ser... Director, Provocador, Vidente, Organizador, Productor, Vanguardista en fin… “creador de imposibles”

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