En esta edición le dedico un espacio especial al arte culinario como gancho de turistas en búsqueda de exóticas comidas
La isla de coche nos ofrece un paradisiaco lugar de descanso para todas aquellas personas que deseamos escapar del ajetreo de la ciudad y encontrar en sus playas el lugar perfecto para “colgar una hamaca y contemplar el ocaso entre daiquiris de piña y el vaivén de las olas” ; Es preciso decir que entre una de las bondades de esta isla que la hacen tan atractiva para turistas y residentes, se encuentra el irresistible deseo para muchos de probar su gastronomía, un buen asopado de mariscos hecho por Misia Jacinta, a 200 metros del desembarque de catamaranes es un buen punto para empezar; Hace un par de años me recibió la “doñita” y me dijo un slogan que me describió perfectamente lo que pensé seria mi experiencia en su tierra, “ isla de coche paraíso de nácar y sal donde usted encontrara el más rico restaurant, sin paredes que mejor vista que la del mar y que mejor aire acondicionado que la brisa del mar”; Si nos dedicáramos a las delicias culinarias sin mucho esfuerzo habría de mencionar lo que la madre naturaleza nos da sin necesidad de agregar ningún condimento solo limón y sal, todas las mañanas en peñeros hombres y mujeres se lanzan a la búsqueda de los frutos del mar, entre sus ventas están: camarones, calamares y ostras, todo fresquito para la venta, atrévase a probar algo diferente, deléitese o tan solo experimente dejándose llevar por su sentidos, dejando de lado lo convencional, aventúrese a lo desconocido y bon apetite
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